¿LAS PERSONAS ANORÉXICAS PUEDEN HACER EJERCICIO?

El ejercicio es universalmente recomendado como sinónimo de salud y bienestar, tanto físico como mental. Está recomendado para todas las personas: desde madres gestantes, hasta personas adultas mayores de edad que conserven un buen estado físico. El ejercicio ayuda a relajarnos y a mantener activas y en buen estado las células, los tejidos y los órganos. 

No es lo mismo las personas que padecen algunas síntomas de anorexia (un estado de inapetencia de comida) causado por un estado gripal o ciertas enfermedades digestivas; que aquellas que sufren de una enfermedad que tiene un compromete tanto físico como psicológico. 

El caso de las personas que sufren de anorexia nerviosa es particular. Esta es una enfermedad donde se presentan conflictos psicológicos que alteran la percepción de la imagen que la persona cree que tiene o proyecta frente a las demás. Es decir, se trata de algo más subjetivo que nace de su realidad externa. 

Si el paciente no recibe tratamiento médico que incluya profesionales médicos, nutricionistas, especialistas en salud mental, entre otras especialidades; puede llegar a extremos como la desnutrición severa y la muerte, por el estado de inanición al que llevan los patrones de malnutrición. 

CUADRO CLÍNICO Y SÍNTOMAS PSICO-SOCIALES EN EL HOGAR

Una persona anoréxica, por lo general, llega a presentar los síntomas característicos de las prácticas extremas de malnutrición y de ejercicio excesivo, que componen el cuadro clínico de la enfermedad. 

Unas semanas después de comenzar a excusarse de no querer comer a causa de diversas razones que involucran; entre otras, haber comido previamente en su lugar de estudio con un grupo de amigas/os más a menudo que de costumbre; así como comenzar a hacer rutinas de ejercicio más intensas o a practicarlas más veces que de costumbre; ésta se diagnostica con anorexia nerviosa. 

CONSECUENCIAS 

Las consecuencias de que una persona con algún grado de desnutrición, practique ejercicio físico; depende tanto de su estado actual de salud como del rango de edad en el que se encuentra. 

Si la persona, ya sea hombre o mujer, gasta más calorías de las que consume cuando se encuentra en un estado de desnutrición, fuerza al organismo a utilizar las reservas de glucógeno (pequeñas reservas de azúcar que el organismo suele ubicar en el hígado y en los músculos), que al verse agotadas rápidamente, son reemplazadas por las reservas de grasa, y posteriormente, por las reservas de proteína; todo esto para obtener la energía que necesita. 


El problema para las personas que no comen y hacen ejercicio constantemente, es que al desaparecer la glucosa y al tener que vivir o sobrevivir de las reservas de grasa, como primera opción, ésta también se ve agotada (lo que a primera vista es benéfico para las personas que quieren adelgazar).  Pero si el estado de malnutrición es prolongada, su organismo se ve obligado entonces a recurrir a las proteínas estructurales (que forman los tejidos y los órganos) y por último a las proteínas funcionales para poder obtener la energía que necesita.  


Ya que cerca del 50% de las personas anoréxicas suelen hacer ejercicio de manera excesiva, el tratamiento médico suele enfocarse en la reducción de la cantidad de ejercicio que cada una de ellas debe practicar, junto con la ayuda que se le proporciona al (o a la) paciente para que pueda incorporar hábitos alimenticios y psicológicos que le permitan volver a tener una alimentación adecuada. 

EN OPINIÓN DE LOS ESPECIALISTAS 

El ejercicio que la persona anoréxica puede hacer, está limitado por la cantidad de comida que ingiere. Si la persona se encuentra en un estado grave de desnutrición, es claro que NO debe (y no puede) hacer ejercicio. 

A medida que el estado nutricional de la persona mejora, el ejercicio puede ser incorporado a su rutina diaria. Cuando el IMC supere los 17.0, tanto para hombres como para mujeres que sufren de anorexia, (se considera que una persona con un IMC mayor de 18.5 está dentro del rango normal de peso y por lo tanto se alimenta adecuadamente), pueden comenzar a hacer ejercicio.  

Según este índice, una persona con un IMC cercano a los 17.5, puede comenzar por caminar algunos minutos al día, así como por hacer ejercicios de estiramiento, que no demanden un gasto energético considerable. La práctica de este tipo de ejercicio debe ser considerada dentro del tratamiento que la persona anoréxica recibe, como una terapia de socialización, que es mejor hacerla tanto con personas que padecen esta enfermedad, como por instructores y especialistas (médicos del deporte) que sirvan de guía y puedan atender cada caso en particular.

Posteriormente, con el aumento de peso, se pueden introducir rutinas de bicicleta, trote, marcha o similares, para ayudar al acondicionamiento físico cardiovascular de la persona; para luego introducir, como en el caso de una persona saludable, ejercicios de fuerza y resistencia, como los de tonificación muscular. 

Tweet