ALIMENTACIÓN SALUDABLE

Una alimentación saludable es  aquella que satisface y nos proporciona todos los nutrientes básicos y esenciales que el cuerpo transforma en energía que luego utilizará para mantenernos saludables. 

Para lograr vivir con una salud plena, es decir, tener un óptimo nivel de energía durante el día, tener un buen sistema inmune, rendir mejor en el trabajo; entre muchas actividades, debemos tener en cuenta que tenemos que ingerir la misma cantidad de energía que gastamos para mantener un equilibrio, previniendo enfermedades como la diabetes, la osteoporosis, la anemia, determinadas infecciones y problemas vasculares; regulando nuestro peso, y ayudando a prevenir la obesidad y la anorexia nerviosa. 

Si bien es cierto que es complicado llevar la cuenta exacta de las calorías que consumimos a diario, si podemos acordarnos de otras cosas más sencillas, que nos serán fáciles de recordar y aplicar. 


Comer saludablemente implica conocer que nuestros hábitos alimentarios van cambiando con el tiempo y con la edad, e incluso ayudados por factores externos que influyen directamente en nuestras decisiones de compra y de consumo, tenemos que nos es difícil controlar la cantidad de alimento que necesitamos a diario. 

RECOMENDACIONES PARA UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE

1. COME 5 VECES AL DÍA

Nunca omitas el desayuno ni el almuerzo. Ya sea que estés llevando una de las más de 101 dietas efectivas y saludables para bajar de peso, por favor, ingiere lo que esta te dice.  

Desde la mañana, con un buen desayuno, luego una merienda que incluya una fruta y un cereal, a las tres horas. 

Trata de almorzar siempre al medio día, para que luego en la tarde incluyas una comida ligera, que te servirá como tu fuente de energía hasta que llegue la hora de la cena. 

2. COME SALUDABLEMENTE

Es medir el tamaño de las porciones de los alimentos que ingieres. Es aquí donde debes la táctica de "engañar a tu mente", teniendo en cuenta una rutina como la siguiente:

COME EN PLATOS MEDIANOS Y/O PEQUEÑOS. 

Cuando haces esto, le estás indicando a tu cerebro que cuando acabas de comer, es suficiente; ya que al ver que tu plato está lleno, las ganas de seguir comiendo desaparecerán cuando termines.

COME DESPACIO Y MASTICA BIEN CADA BOCADO. 

No solo te irás sintiendo cada bocado más llena/o, sino que estarás ayudando con el proceso de la digestión  que comienza cuando la saliva, gracias alas enzimas que contiene, empieza a degradar los alimentos. 

COME MÁS FRUTAS Y VERDURAS. 

Incorpora una porción de fruta al desayuno y al almuerzo; al igual que una de verduras al almuerzo y a la cena. 

De preferencia, puedes consumirlas frescas y crudas, o cocinadas en agua, sin sal. 

LIMITA EL CONSUMO DE SAL Y AZÚCAR DE MESA. 

Estarás previniendo enfermedades a largo plazo; como diabetes, problemas circulatorios, hipertensión, retención de líquidos,  

COME MÁS:

- Proteínas magras de origen animal
- Aceites insaturados de oliva, soja u Omega 3
- Pescado y mariscos
- Cereales Integrales y legumbres (a menos que debas limitar la ingesta de estas últimas, debido a problemas relacionados al tracto digestivo). 


Es importante consumir alimentos que proporcionen cada una de estos grupos alimenticios en el transcurso del día. De esta manera no solo estarás ayudando a tu organismo a mantener el equilibrio nutricional. 

3. BEBE LA CANTIDAD NECESARIA DE AGUA

Nuestro cuerpo adulto necesita 2 Litros de líquido al día para mantener su equilibrio u homeostasis. 

Puede ser agua pura, agua mineral, jugos o batidos, la taza de té en la mañana, o el vaso de limonada al almuerzo.

El agua NO te dará una sensación de saciedad o llenura; pero si recuperas el agua perdida, durante el día y aun, durante las horas de sueño (al sudar o sencillamente como resultado del metabolismo nocturno). 

Comer alimentos ricos en agua, es bueno; porque éstos no aportan tantas calorías; pero sí, vitaminas y minerales. 

Es importante mantener una adecuada hidratación. Ya sea que no hagas ejercicio, vivas en un clima frío o sencillamente realices actividades que requieran un menor gasto de energía, como leer o estar frente al ordenador. 

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