A la par con las millones de personas obesas que hay alrededor del mundo; año tras año, aquellas que padecen de obesidad, se vuelven más obesas.
Entonces, cabría preguntar: ¿Qué es lo que sucede?... No es de extrañar que este sea el tema de moda; pero sí es verdad que la preocupación que genera esta enfermedad, que se ha convertido en una especie de pandemia; haga que las personas, tomemos (me incluyo también) consciencia de la gravedad del asunto.
No estoy hablando de las dietas rápidas e hipocalóricas, que prometen bajar de peso en 3 días o en una semana. Estoy hablando de dietas que duran más de uno o dos meses (las de mantenimiento).
¿Que es lo que hace que el efecto rebote tome el lugar de la pérdida de peso, luego de algunos días, o incluso semanas, después de comenzar con una dieta de mantenimiento?
Voy a sincera con ustedes. Esta entrada, la tenía en el tinterillo; pero, debido a la preocupación que les genera este efecto a las personas que quieren bajar de peso y adelgazar; me he tomado una pausa, para aclarar las cosas.
Las dietas restrictivas o bajas en calorías; producen hambre y más deseos de comer., a medida que la dieta avanza. Además, bajan el metabolismo, lo que favorece a recuperación del peso perdido.
En muchos casos; las dietas que restringen los carbohidratos, muchas veces propician la adicción a los dulces y a las harinas. Ustedes se preguntarán ¿Pero, acaso las dietas que reducen o prohíben los carbohidratos; no aseguran que uno se acostumbre a no comer azúcares?
Lo que sucede es que; como se sabe, nuestro organismo utiliza el dulce para producir la energía que necesita, sin costo energético. Entonces, cuando se le quita el dulce; éste tiene que recurrir a otras formas para obtener el que necesita; de manera que lo halla en la descomposición de las moléculas de proteínas y de grasa.
Pero, como nuestro organismo está diseñado biológicamente para la supervivencia; todo lo que hace, tiende, tanto a buscar el equilibrio, como a gastar lo menos que pueda.
Y es que obtener azúcar de otras fuentes, le resulta costoso; así que, mediante las hormonas del placer (dopamina y serotonina); el cuerpo busca el azúcar simple y complejo que necesita. Su azúcar. Entonces, de ahí se deriva la adicción a los dulces y a las harinas; e incluso, a los fritos o a las comidas rápidas en exceso.
El placer que les produce este tipo de alimentos; es el causante, en la gran mayoría de los casos; de la ganancia de peso.
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En muchos casos, la persona que hace una dieta de mantenimiento; piensa, erróneamente que, unas pocas comidas de placer, no le harán daño.
Pero, poco a poco, estas comidas son más frecuentes. Es decir; rompen su dieta, si no se controlan; o si la familia no vigila la alimentación de su miembro familiar que hace dieta._______________________
Pero; no todo es malo. La buena noticia es que se puede llegar a controlar el hambre y la saciedad; mediante un desayuno rico en proteínas y un dulce.
Está demostrado por estudios de la doctora (endocrinóloga) Daniela Jakubowicz, de la Universidad de Tel Aviv; que agregar una comida dulce al desayuno; provoca un aumento en el nivel de la hormona del hambre (grelina); de manera que, no se siente hambre, ni ganas de probar alimentos dulces durante el resto del día. (ver bibliografía).
Esto es lo que tenía para contarles el día de hoy. La saciedad y la reducción del peso; van de la mano con la acción hormonal; según estudios recientes de profesionales como la doctora Jakubowicz.
Y esto es verdad. A no ser que se trate de una persona que padece de diabetes tipo 2, o hipoglucemia; quienes no pueden probar harinas refinadas (pan blanco) ni dulces, al desayuno... Para ellas, está la proteína.
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Jakubowicz, Daniela C. 2011 (ENDO 2016). High Carbohydrate and Protein Breakfast. Endocrine News. Disponible en: http://endocrinenews.endocrine.org/3697-2/
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